Existen muchos tipos de nadadores, pero podríamos distinguir dos grupos de nadadores en los cuales cualquier nadador se puede englobar. El primer grupo y el mayoritario son todos  los nadadores que acuden con cierta frecuencia a nadar sin mayores pretensiones que practicar un deporte que les reporta buenas sensaciones y que es bueno para su salud, en el segundo grupo se encuentran todos aquellos que además nadan con el propósito de competir, independientemente de la edad o nivel.

EL NADADOR QUE “PASA” DE MACHACARSE

keep-calm-and-swimEmpecemos por eso miles de nadadores que sólo nadan con el único propósito de disfrutar relajados de la natación. Ya sea por prescripción médica, porque se sienten bien o porque simplemente es una actividad que les va a producir un tremendo beneficio para su salud y bienestar diario, nadar muy tranquilos y relajados suele ser su elección.

A muchos de ellos no les apetece nadar a un mayor ritmo y sentirse algo “incómodos”, no quieren sufrir fuera de su zona de confort, lo que les interesa es mantener la relajación y dedicar sus esfuerzos y energías a otras actividades diarias.

Este propósito y esta manera de disfrutar de la natación es tan buena como cualquier otra. Si se aprende y/o se busca un cierto nivel técnico, se puede practicar la natación de manera relajada, consiguiendo hacer kilómetros sin apenas esfuerzo.

Podemos utilizar lo que denominamos  “Resistencia sin esfuerzo”, que básicamente sería como “andar en el mar”, recorriendo una buena distancia sin apenas esfuerzo apoyándonos en nuestra técnica.

En este   enfoque se trata de hacer más caso de las sensaciones duraderas de relax y confort que conseguimos que en otros resultados objetivos como la velocidad o la frecuencia de brazada.

EL NADADOR QUE COMPITE,… ¡CON CABEZA!

En cuanto al otro porcentaje de nadadores, mas pequeño que el anterior, a estos si que les interesa salir entrenar fuera de su zona de confort, aplicando más intensidad en sus entrenamientos y buscando mejorar sus tiempos.

Generalmente su propósito es competir en competición de masters, travesías en aguas abiertas o triatlón. Aunque a veces, algunos nadadores de este grupo no le den la importancia que requiere el correcto aprendizaje de la técnica, este es un aspecto esencial para conseguir sus propósitos.

Está muy bien que se entrene con intensidad pero sin una buena técnica sólo se conseguirá frustración y un recorrido muy corto. Antes de aprender a correr aprendemos a andar, esto es lo debemos aplicar también a la natación por eso, debemos conseguir primero esa “resistencia sin esfuerzo” de la que hablábamos antes, para después pasarnos al entrenamiento de velocidad. Este entrenamiento intenso de velocidad también hay que enfocarlo de la manera más inteligente, manteniendo técnica e incluso cierta relajación con frecuencias de brazada mayores.

UN TRABAJO IGUAL PERO DISTINTO

Para ambos tipos de andadores el trabajo de la técnica es fundamental. En un proceso lógico de aprendizaje, ambos deberían pasa por un primer nivel que nosotros denominamos “resistencia sin esfuerzo”, este primer nivel se trataría de practicar de manera relajada la técnica más eficiente, aquí hay margen de mejora.

El nadador que quiere quedarse aquí, puede aprender las herramientas para practicar y mejorar y practicar este nivel siempre.

Un segundo nivel sería ya para aquellos que buscan alcanzar ciertas velocidades a las que no se llega únicamente con el entrenamiento de técnica, aunque esta sea la parte más fundamental de la natación.

Si se prenden alcanzar ciertos ritmos, no hay más remedio que practicar fuera de la “zona de confort” con más intensidad. Hay que tener en cuenta que aumentar la velocidad nadando resulta mucho mas “duro” que hacerlo corriendo debido a la oposición del agua que es 800 veces más denso que el aire y que nos genera mucha mayor resistencia a mayor velocidad.

ACERCANDO A AMBOS NADADORES

Tanto a los nadadores que simplemente nadan por relajación como a los que nadan para ir más rápido a la hora de competir, les puede venir bien aprender uno del otro y descubrir sensaciones nuevas.

Probar a realizar una travesía en el mar con un poco más de exigencia de lo habitual puede hacer que los nadadores tranquilos disfruten de un nuevo enfoque que les motive aún más.

También a los nadadores que pretenden competir, nadar de manera relajada y muy tranquila, les viene muy bien para estar muy concentrados en su técnica y perfeccionarla. A veces resulta incluso imprescindible para los que carecen de esa técnica, también experimentar lo que es un “paseo por el mar”. Nadar sin otra exigencia que hacerlo de la mejor manera, puede significarles una actividad ciertamente reconfortante.

Lo más aconsejable es probar el enfoque que mejor se adapte a tí, todos somos diferentes y tenemos sensaciones y motivaciones diferentes. En cualquier caso seas el tipo de nadador que seas, lo único totalmente imprescindible y a lo que no debes renunciar es a disfrutar de la natación.

Bernardo Blanco

Bernardo Blanco

Entrenador Triatlon (Fetri) & Certified Coach (Total immersion)