Existe cierta creencia de que entrenar muchas horas nos hace rendir mejor, esta teoría se nos ha transmitido desde el deporte de élite, e incluso puede parecer lógica; cuanto más trabajo; más recompensa, pero no siempre es así.

El caso de los nadadores de élite es algo excepcional, un nadador de élite pude dedicar 8 horas al día a su programa de entrenamiento, en ese tiempo, además de nadar unos 20 kms perfectamente estructurados, realizan trabajos de gimnasio y otros, siendo controlados exhaustivamente todo el día en cuanto a descansos y alimentación para conseguir metas extraordinarias. No podemos ni debemos comparar nuestro volumen de entrenamiento con el de profesionales que, perfectamente asesorados, tienen objetivos distintos al 99% del resto de nadadores.

En cuanto a la creencia de que cuanto más volumen de trabajo, habrá más recompensa, existen múltiples estudios sobre deportes aeróbicos (no solo natación) que demuestran que un trabajo de menor volumen pero mayor calidad puede aportar más beneficios. Además en el caso concreto de la natación, al tratarse de un deporte muy técnico, un entrenamiento específico de técnica aporta más que uno de solo resistencia.

El curioso caso de Laura Val

Laura_Val

Laura Val, la nadadora que, pasados los 60, nada los 1500 en menos de 20min.

Laura Val es una nadadora muy conocida dentro del mundo de la natación “master”, actualmente es poseedora de todos los récords mundiales en todas las distancias en la categoría de edad de entre los 60 y 64 años tanto en piscina corta como en larga.

El caso de Laura val resulta cuanto menos curioso e ilustrativo sobre los volúmenes de entrenamiento. A pesar de que hasta los 17, esta californiana formó parte del equipo nacional, sus logros no son equiparables a los que consiguió como nadadora máster habiendo tenido dos hijos y entrenando menos tiempo. Tal y como ella contó cuando comparaba entrenamientos en ambas etapas; “Era  habitual hacer entrenamientos de 20 Kms seis días a la semana, ahora hago como mucho 5,2 Kms y como media me salen unos 4,6 y 5,2 ms 6 días a la semana.”. A pesar de la edad y de la diferencia en cuanto a volumen de entrenamiento, sus marcas han mejorado con un entrenamiento que ella misma define como más “inteligente”; “Entreno de una manera mucho más inteligente ahora que cuando me preparaba para las olimpiadas, No comprendía la disminución gradual, los ritmos o los patrones de respiración, como los comprendo ahora, Me llevó entre 20 y 30 años aprender de verdad como nadar correctamente. En los clasificatorios para las olimpiadas de 1968 nadé los 100 mariposa en unos 1:07, a los 40 lo hice en 1:05, tampoco conseguí en esa época bajar de los 56 segundos en los 100 libres, a los 49 hice 53 segundos”.

No entrenar más, hacerlo mejor

Parece claro es que buscar la mejora a base de entrenar más y más horas es un error, de hecho además de que un mayor volumen no garantiza resultados, si el esfuerzo por mejorar únicamente lo basamos en introducir más volumen, entonces, si llega un momento en que no disponemos de más tiempo; ¿estamos condenados a no mejorar nunca más?. La solución no es hacer más sino hacerlo mejor.

El tiempo que le dedicamos al entrenamiento ha de ser optimizado en función de los objetivos de manera que la afición de la natación siga siendo una fuente de disfrute y no una fuente de preocupación que nos obligue a disponer de un tiempo que no tenemos.