Es una buena pregunta que tal vez muchos en determinado momento nos hicimos, El porqué de que nunca aprendiste a nadar bien pasa, por echarnos la culpa a nosotros mismos; “No era lo mio..” o a los demás “No consiguieron enseñarme bien”,..
Pues bien, con cierto esfuerzo y con la adecuada motivación, que nos debe transmitir quien nos enseña, somos capaces de todo, así que por una vez y sin que sirva de precedente, puede que la culpa si la tengan los demás.
Sí bueno, puede que no haya un responsable sino más bien la orientación que se le dio a nuestro aprendizaje pero no solo en natación, en cualquier área, pues a pesar de existir buenos profesores que hacen que sus alumnos disfruten del aprendizaje, a veces ciertas directrices de un obsoleto sistema de enseñanza lo ponen bastante difícil.
La enseñanza Tradicional
Partamos primero de una base, la natación como cualquier otra actividad deportiva e incluso artística en la que se utiliza el cuerpo además de la mente han sido y siguen siendo denostadas a favor de las materias en las que se usa casi únicamente la cabeza.
Como diría Sir Ken Robinson, el sistema educativo prioriza la enseñanza “de cintura para arriba” considerando al cuerpo casi como una forma de transporte de nuestras cabezas, ello provoca que miles de niños sean dirigidos hacia ciertas materias en detrimento de otras y pierdan por ello la ilusión en actividades lúdicas y/o artísticas que, como la natación, son unánimemente consideradas como actividades sin un futuro que genere lo que todos debemos buscar, algo con lo que hacer dinero. Coincido con Ken en que las matemáticas deberían ser tan importantes como la danza.
Pero además, el enfoque tradicional de la enseñanza a veces ha sido poco acertado. De muy pequeñitos cuando la natación es un juego a todos los niños les gusta el agua, pero de repente, a determinadas edades ya se enfoca la enseñanza de la natación en la parte más sacrificada de la competición, probablemente por considerar esta la única supuesta fuente de dinero y/o enseñanza de disciplina y por tanto de utilidad que provoca esta materia.
Como quitar la ilusión
Hace poco pude comprobar en una piscina a la que acudo habitualmente como una entrenadora de cierta edad, probablemente con un pasado competitivo dado su indumentaria oficial dela federación, le decía a un chaval que patease con fuerza agarrado a la tabla a la vez que le advertía esbozando una maligna sonrisa de que lo iba a “reventar”, a un nadador con años de experiencia, tal vez este enfoque le motivase, el problema es que la técnica del chaval era prácticamente nula…
Con un planteamiento unidireccional basado únicamente en el esfuerzo físico, sin ni siquiera haber instaurado una técnica básica sólo continuarán nadando aquellos que poseen las condiciones físicas y determinadas aptitudes para soportar esa parte de sacrificio que tiene el objetivo competitivo de la natación, abandonando el resto la natación pero; ¿porque no se enseña a disfrutar de la natación?, ¿a hacerlo mejor y no únicamente más rápido a base de sacrificio?; ¿Sabes ahora porqué no aprendiste a nadar nunca?
Si se nos hubiese dado otro enfoque a la natación cuando nos enseñaron, el enfoque del juego y del disfrute, sea la edad que sea, probablemente en playas y piscinas se vería mucha más gente nadando con estilo y disfrutando, incluso también mejorarían los resultados en competición.
Pero hay buenas noticias; no es tarde para enseñarles a nuestros hijos que sigan disfrutando siempre con todo aquello que les guste, sea la natación o lo que sea y para tí que nunca aprendiste, tampoco es tarde para hacerlo.
Es lo que nos ha pasado a muchas personas mayores como yo. En mi caso, nadar era para sobrevivir: o nadabas o te ahogabas. Y claro, no te ahogabas, pero tampoco aprendías a nadar bien, sino todo lo contrario, nadabamos mal y así hemos seguido toda la vida.