Que la natación es un deporte fabuloso, lo sabe todo el mundo, hay casi unanimidad en los beneficios de la natación, pero eso no es lo que vamos a ver en esta entrada, lo que vamos a ver es que además de todo eso, si se enfoca su aprendizaje de la manera correcta, es un deporte para toda la vida, esto hace que sea un deporte incomparable a casi cualquier otro.

La posibilidad de practicar y mejorar cada día sin ninguna contraindicación hace que cualquier persona independientemente de su edad pueda beneficiarse de este completo deporte, eso sí, practicado de una manera adecuada, como todo deporte, si se realizan excesos o si se hacen movimientos carentes de toda técnica puede acarrear lesiones a cualquier edad como cualquier deporte, pero con un sistema de aprendizaje y entrenamiento como Total Immersion que cuida los movimientos y huye de los esfuerzos excesivos no hay ningún tipo de problema, de hecho la metodología de Inmersión Total inicialmente empezó usándose en la enseñanza de la natación a personas adultas.

La Historia de Paul Lurie

Nunca es demasiado tarde

Hoy os voy a contar una historia que describe bien que es y quien puede utilizar los beneficios de aprender a nadar a cualquier edad. Es la historia de Paul Lurie. Paul Lurie es un nadador de Total Immersion que se presentó un día en el estudio de Terry Lauhlin, entrenador americano de natación eficiente, interesado en recibir unas clases para aprender a nadar al estilo mariposa, a nadie le sorprendería si no fuese porque Paul tenía 93 años.

Paul, un reconocido pediatra cardiólogo, había aprendido poco antes de presentarse en el estudio de Terry, a nadar con la metodología de Total Immersion y todas las mañanas nadaba sus 20 largos. Hoy día a la edad de 97 años, lo sigue haciendo.

Terry estuvo dándole clases enseñándole como mejorar aún más su estilo y cada año continúa mejorando y nadando más rápido. A pesar de que padece de una fibrilación auricular que hace que se acelere el latido de su corazón incluso con esfuerzos moderados, Paul sigue nadando sus 20 largos alternando dos a crol con uno a espalda.

Tratando de llevar cuidado con el ritmo de sus latidos, Paul pasó de hacer 20 largos en 20 minutos con 93 años, a hacerlos en 17 minutos con 95, y eso no fué todo, su eficiencia que mejoraba día a día, le llevó a tener la inquietud de aprender un cambio de sentido más eficiente ya que era capaz de hacer varios largos seguidos. Hoy día a sus 97 años ya ha bajado su tiempo de los 16 minutos, haciendo que su progresión sea mucho mayor que muchos nadadores jóvenes.

El ejemplo de Paul nos debe inspirar a todos. Haciéndolo de la manera adecuada, no hay edad en la que no se pueda aprender, practicar o mejorar algo como la natación y ese es el secreto para mantenerse siempre joven.

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