Alguna vez puede que te hayas fijado en alguien que estaba nadando muy bien. Tal vez te gustaría hacer algo parecido a ese nadador que parecía deslizar y parecía avanzar sin apenas esfuerzo.

Es muy probable también que quieras conseguir hacer lo mismo, o mejor ¿verdad?. 

Pero tras intentarlo una y otra vez, si no se hace de la manera adecuada, aparece la frustración. Tarde o temprano, a todo el mundo le surge la gran duda: ¿Valdré yo para esto?

Te responderé claramente: vales para cualquier cosa que te propongas, el talento innato esta sobrevalorado. Existen estudios que cuestionan el talento innato. En cualquier caso, ese “don” o esas capacidades innatas, si realmente existen, no son lo que llevarán a la excelencia. Da igual si las tienes o no, tu objetivo lo conseguirás con la práctica deliberada.

Vamos a distinguir primero entre esa práctica deliberada y la práctica “común”. Primero, no es una cuestión de horas, ya hay estudios que lo demuestran. Muchas personas que dedican muchos años a realizar una actividad, no consiguen ser extraordinariamente buenas en lo que hacen. Incluso a veces no mejoran en absoluto en comparación con el momento en el que empezaron a hacerlo. Si bien, estos estudios pueden llegar a entrar en contradicción con ejemplos de quienes trabajando “duro” han conseguido el éxito. Existe una respuesta a este enigma. La explicación del éxito no es el número de horas empleadas, sino una práctica deliberada. Esta práctica no sólo requiere de horas, sino también de unas condiciones. Esos condicionantes con los que se realiza, son los que marcarán la diferencia.

La Práctica deliberada no es un esfuerzo, un trabajo o un juego. Se trata de una actividad diseñada específicamente para mejorar el rendimiento.

La clave es la contínua repetición bajo unas claras directrices. Dicha práctica exigen un esfuerzo mental y/o físico, y se requiere de retroalimentación o “feedback”.

Si nos sigues, verás la relación con el concepto del flujo que analizamos en esta entrada del blog. Ese es el enfoque que le damos a la enseñaza de la natación tanto en nuestros cursos presenciales como online. Este punto de vista esta alejado de cierta enseñanza tradicional enfocada únicamente en el esfuerzo físico.

 La práctica deliberada por tanto tiene unas características claras:

  • Mucha repetición, hay que repetir movimienos una y otra vez (mira esta entrada el poder de la repetición
  • Es exigente, requiere atención plena y concentración, siempre dentro del “camino del flujo”. Se trata de encontrar el equilíbrio entre lo excesivamente fácil (aburrido) o demasiado complicado “estresante”
  • Opinión externa, feedback, retroalimentación,… necesitamos de cualquier dato que nos permita conocer si realmente lo estamos haciendo bien

Fases de la práctica deliberada

Toda práctica deliberada tiene varias fases. Primero tendríamos una fase previa en la cual se planifica el objetivo. A continuación, una fase de trabajo en la que se trata de cumplir ese objetivo. Por último, una fase posterior en la que se evalúa la consecución de ese objetivo. Así para la natación el primer paso es elegir la metodología adecuada. Existen numerosas maneras de aprender a nadar e incluso se enseñan conceptos contrapuestos entre sí. Lo ideal es elegir una metodología o un “mentor” concreto sin mezclar de aquí y de allá.

 Una vez elegida, hemos de practicar conforme a la metodología. Utilizaremos las herramientas adecuadas una y otra vez (en nuestro caso ejercicios específicos y puntos de atención).

Por último se ha de conseguir retroalimentación. La obtendremos en base a nuestras sensaciones, correcciones (en nuestros cursos presenciales), visualización en vídeo (tenemos una sección para comparar en nuestro curso online), y métricas (el número de brazadas por largo es un buen indicador)

Pasión mejor que diversión

Además de todo lo anterior, la práctica deliberada no tiene porqué ser divertida. Lo divertido es lo que ya sabemos hacer bien y no se trata únicamente de hacer lo que ya sabemos hacer bien. Debemos practicar lo que no sabemos hacer, aunque no parezca divertido.

La buena notica es que una actividad como la natación, que no parece divertida, a base de esa práctica deliberada, se convierte en una pasión. Cuando notemos como avanzamos con el mínimo esfuerzo y poco a poco notemos que aventajamos a los demás, (algo que no es del todo difícil dado el nivel medio bastante bajo de la mayoría de quienes acuden a nadar a cualquier piscina), se multiplicará la motivación y aparecerá la pasión. La pasión por tanto no es innata, aparece. Existen investigaciones que apuntan a que no llegamos a este mundo con ninguna pasión en nuestro interior. La pasión se desarrolla de manera paralela a nuestras destrezas a través de la práctica deliberada.

Bibliografía: